sábado, 29 de junio de 2013

Odio.


Odio tu cabello, estas cicatrices que dejaste en mí, todas causadas por tus altos y tus bajos. Odio tu voz, odio tu calle, tus rumbos, tu olor que sigue guardado en mí. Odio tus cejas, odio tu nariz; detesto tu sonrisa. Odio tus secuelas, las escenas que de pronto regresan sin que lo pida. Tan tuyas, que hasta en eso se parecen a ti.
Odio tus cartas, las que escribiste y las que jugaste. Odio tu teléfono, las películas que vimos, muchas cosas que compartimos. Odio la tienda de la esquina, odio los cigarros que compré para ti, los que fumamos y los que desperdiciamos. 
Odio tu color, odio tu sabor, odio tus apariciones repentinas.
...Y odio tu nombre furtivo que de vez en cuando pronuncio sin notarlo.

sábado, 22 de junio de 2013

Al aire.

¡Hola!, ¿cómo estás? Me parece que te he visto antes, aquí, en este mismo camino. ¿No eras aquel signo que decía "alto"? ¡Sí, exacto! ¡Eras tú! Vaya, si tan solo te hubiera hecho caso...pero bien, a mí no me gusta seguir las reglas de conducta normales. Oye, para, sonríe de nuevo...oh, tal vez no eras tú, yo no reconozco esa sonrisa, ¿no tienes otra diferente? Inténtalo, vamos, debo saber si eres tú.
...
¡Ahí está! ¡Para, para! Perfecto, esa sonrisa era mía, ¿quién la tiene ahora? Ah, no conozco ese nombre...pero ¡qué fortuna la suya! ¿Sería incorrecto pedirte que se la arrebataras? Fue mía antes y quiero volver a tenerla. ¿Te parece excesivo? Disculpa, no pretendía sonar insistente. ¿Al menos podrías decirme que lo considerarás?, te lo agradecería mucho.
Verás, yo no he encontrado ya una sonrisa similar y ¡vaya que ya he caminado bastante! Es bueno verte de nuevo, aunque estés un poco diferente; supongo que yo también lo estoy, uno cambia después de caminar tanto y tropezar bastante. Como puedes ver, aún tengo heridas sin cerrar en mis brazos y rodillas, hace poco tuve un accidente y no me he podido recuperar del todo. Esa sonrisa es un buen antídoto, como siempre.
Y bueno, veo que una vez más te alejas de mi camino, espero que sigas considerando lo de la sonrisa, me ayuda en tiempos difíciles. También espero encontrarte más adelante, tal vez por accidente. Eso lo hace más interesante, ¿no crees?
Cuídate mucho, eres importante, nunca lo olvides. Cuando pienses que nadie puede ayudarte, recuerda que tu sonrisa alguna vez alegró a un extraño que te encontraste por obra del azar o del destino. No es la primera sonrisa que ayuda a alguien, claro, pero es bastante importante para este caminante.
Te quiero, no lo olvides. Por más que tropieces, no me olvides. Llévate esta foto y llévate esta conversación...tal vez en otro momento la necesites.

viernes, 21 de junio de 2013

Ayer, Hoy y Mañana.

No, no. No quiero saber de dónde vienes, tampoco cuánto tiempo te vas a quedar.
Si esta noche estás aquí, vamos a aprovechar.
El tiempo no nos va a esperar, ese no espera a nadie; es un poco impaciente.
¿Tu nombre? No, no me interesa tampoco. Para mí, tu nombre es HOY; si te quedas otro día, tal vez te lo cambie a MAÑANA.
No sonrías así, Hoy, por favor. ¿Qué tal si Mañana llega mientras tú estás aquí y me distraigo?
Entiende que no puedo permitir eso; ya aprendí que lo nuevo es bueno y que, a veces, los Hoy se convierten en Ayer y mañana regresan a reprocharte.
Sí, yo lo sé, es complicado esto que te estoy diciendo. No fue fácil entenderlo la primera vez, te comprendo. Es solo que no quiero que todos esos Ayer regresen para perjudicarte, Hoy. No soy tan indiferente, debo tener consideración, pues tal vez y solo tal vez, te conviertas en Mañana en lugar de otro Ayer.
¿Ves? Solo somos horas. No, no me preguntes cuántos Ayer pueden tener unas horas, no estoy lista para esa pregunta todavía.
Disfruta la noche, Hoy; tal vez mañana no estés aquí.

miércoles, 19 de junio de 2013

Cambios.

Fuiste deliciosamente perfecta. Incluso en esos lugares que no te gustaban.
Yo te vi, y claro, no puedo decir que fue amor a primera vista. Eso ya me había pasado antes, ya lo conocía, ya sabía cómo se sentía; no, esto no era eso, pero ¿qué era? ¿Qué fue la conexión que sentí al mirarte? Al sentir tu presencia en un lugar concurrido, al encontrar tu mirada al fin.
No, no era amor a primera vista; yo ya te había visto, solo que nunca te había sentido.
Y en realidad solo te había presentido, cuando te sentí fue algo muy diferente. Fue eléctrico, fue paralizante, fue peligroso y emocionante...pero sobre todas estas otras cosas, fue algo nuevo.
Me hechizaste y no tuve más remedio que caer, elegí caer. Eras maravillosamente impactante, me gustaba mirarte, me gustaba sentirte. Me gustaba tomarte de la mano en lugares prohibidos, solo por esa sensación de peligro.
Fue fácil, eso. Fue fácil estar contigo, fue fácil dejar todo lo que conocía de lado y dedicarme solo a ti. Me pareció fácil perderme en todo lo que eras: eléctrica, paralizante, peligrosa, emocionante, nueva, impactante.
Era bueno lo que tuvimos, me hacía bien, me salvó de caer en lugares más oscuros y el que me escucharas de vez en cuando era una buena terapia.
Sí, fue fácil. Lo bueno fue fácil, pero cuando se acabó...ahí vino lo difícil.
Parecía que de lo que me habías salvado antes, ahora era inevitable; ahora venía por mí, sin importarle si yo iba a ello o no. Y era más rápido, así que me atrapó.
Ahí estuvo lo difícil. Y lo logré, después de mucho esfuerzo, logré soltarme de eso. Será lógico lo que diré ahora: eso fue de lo más difícil.
Pero lo que fue más difícil que todo lo demás, en realidad, fue aceptar que debía alejarme de ti.

lunes, 17 de junio de 2013

Irónico.

Es irónico que después de haber encontrado tanta felicidad estando a tu lado, pasados unos meses no encuentre la manera de mirarte a través de los muros que construí, después de haberlos derrumbado por ti. Quizá sea normal...pues vaya, cuando las cosas se rompen, aunque tratemos de arreglarlas, no quedarán igual.

Y tú me rompiste. De manera descomunal.

Es irónico cuando no puedo mirarte a los ojos, esos mismos ojos en los que me perdía y me volvía a encontrar una y otra vez cuando las cosas eran diferentes. Me parece que ahora me da miedo perderme en ellos, porque me da miedo volverme a encontrar.
Me desgasta un poco la paciencia ya no saber qué piensas ni quién eres en la actualidad, aunque tal vez sea lo mejor para poder estar bien. Es bastante irónico que el mismo sentido del humor que antes me hizo caer a tus pies, ahora me irrite a tal punto en que quisiera ya nunca escucharte.
Es irónico que ya sepa cómo controlarte, considerando que tu espontaneidad y descontrol era lo que más me atrajo de ti en el pasado.
Es irónico que me busques, siempre en el mismo punto, siempre bajo las mismas circunstancias, siempre con la misma excusa y siempre con la misma cantaleta.
Me siento a pensar en todo lo que ha cambiado ya para mí con respecto a tu vida y tu existencia, eres una parte de mí que está ya muy lejos de ser lo que solía ser antes, que se va y vuelve cuando quiere, pero cada vez que regresa, pierde un poco su intensidad. Podrías irte mil veces y regresar, pero quizá en la última vez, ya no te reconoceré...y es probable que tú tampoco me reconocerás.

Y, es irónico, porque al final, yo seguiré aquí sufriendo por ti, mientras tú te irás a sufrir por alguien más.

lunes, 10 de junio de 2013

Tus medidas

Coloqué mis manos frente al fuego para desenredar los pedazos de hielo que las cubrían. Vi desvanecerlos, convertirse en agua, y luego esperé a volverlas cálidas, para poder tocarte de nuevo.

Esa misteriosa ciencia que envuelve los momentos de decadencia y sofocación es tan predecible como cualquier otra. Quizá por eso nunca te advertí que cuanto más te conocía y pronosticaba tus actos y palabras más incoherente te volvías, y menos era mi intención por probar tus mil y un tactos asintomáticos. Dejé de desearte el día en que comprendí que no tenerte era un acto aun más sublime, por las mismas razones por las que Schopenhauer dijo que la felicidad no era más que la ausencia temporal de dolor.

Dejé de desearte por fin. Recolecté las miradas agudas y los cielos finitos que pintaste en la habitación, maldecí las alegrías que causaste y las tristezas que no me lloraste... si yo te hubiera tomado medidas, habría sabido hasta donde llegar.

Sin embargo, se marcaron todas las horas que te compartí en mi espalda, los días se hicieron fragmentos de espejos en los que se reflejaba todo menos la mirada que nunca te devolví porque nunca quise que me pertenecieras, solo quería estallar entre tus brazos, revolverte el corazón.

Te observé muchas veces cuando creíste que dormía, siempre supe que despertabas a media noche y me medías, recorrías con tus dedos la impaciente necesidad de mi piel, lo sabía perfectamente, tenías grabado ya cada espacio de mi cuerpo, fue por eso que solo hacíamos el amor por las mañanas, para evitar que disimularas que no sabias hasta donde podías llegar.

¿Por qué nunca apagaste la luz?



From http://bit.ly/11s81ej

martes, 4 de junio de 2013

Te quiero.

Te encontré, nos encontramos; quizá por destino o casualidad, no estoy segura de creer en alguna de las dos.
Te conocí, nos conocimos; me sorprendiste, me enganchaste. Me embriagaste con tu mirada, tu voz, tus sonrisas espontáneas, tu manera de vivir, tu manera de sentir. Quise evitar caer, pero al final me rendí; no pude resistir a tal tentación, era una prueba demasiado grande para mí. 
Te tracé, nos trazamos, te miré y nos miramos; respiramos el mismo aire y unimos nuestros caminos al fin.
Te quiero. No sé si por hoy, no sé si dure mañana. Te quiero por lo que eres y lo que soy (y estoy dispuesta a ser) por ti. Te quiero y no sé si solo esta noche; te quiero sin tapujos, sin borrones ni tachones, te quiero así, de fábrica, sin actualizaciones. Completa y absolutamente como eres. Te quiero con esa voz, con esa sonrisa, con esa mirada. Te quiero con ese aroma, te quiero con ese ritmo. 
Te quiero. ¿No te ha quedado claro?
Te quiero durante lo que nos toque coincidir, y te quiero después.
Te quiero ahora, te quiero aquí.
Te quiero luego, te quiero donde estés.

Human After All.

No quiero sentir el paso del tiempo Me rehuso a aceptar que la tormenta que era mi abuelo, es apenas una llovizna ligera No quiero enfrentar...