martes, 23 de enero de 2024

Cure For Me.

Los colmillos que enmarcan estas fauces, me quiebran. Se clavan, se entierran, me atrapan.
¿Cuándo se volvió reja lo que antes fue camino para andar? No traigo las llaves del candado.
El timbre no sirve desde hace rato, y por más que he gritado, nadie ha abierto esta puerta.
No esperaba el frío del pórtico, no vine preparado, las chimeneas no me alumbran.
Traigo también las maletas, que pesan más con cada segundo que paso esperando.
No quiero irme, quisiera sentarme a contemplar lo que pasa afuera y adentro.
Escuchar la fiesta que me esperaba, pasar sin tocar el timbre, una sonrisa para recibirme.
La comida se va a enfriar, al atole le va a salir nata, los hielos van a ser solo agua en la mesa.
¿Qué tan fuerte es el bullicio de adentro, que no puedes escucharme gritando tu nombre?
Tampoco quiero este miedo, la duda, ni el duelo sobre lo que fue nuestro amor.
No lo quieres ver, anuncias que me vas a culpar por mi amor viajero.

jueves, 18 de enero de 2024

Choco.

Dice mi mamá que ya no se te veían tus ojazos verdes porque estabas cieguita. Tan solo espero que, aún en esa penumbra eterna, hayas sabido que estábamos al pendiente de ti y que siempre quisimos que estuvieras bien y feliz. 
Todavía me acuerdo cuando te encontramos. Algunas cosas están borrosas pero jamás voy a olvidar cómo te escondimos en el salón, abajo del pupitre de Paniagua y tapamos el hueco con su carpeta de Chococat para que no te salieras, y estuviste ahí todo el día. Hacíamos ruido o nos reíamos cuando llorabas, y mira que llorabas. Creo que de no haber sido por eso, hubiera pensado que eras muda. Luego te llevamos con Irene para que según te diera en adopción pero terminaste con nosotros de nuevo, aunque nunca estuvo planeado así. Primero te llamabas Chococat porque yo no sabía que tu pelaje ya nos decía que eras niña, pero la decisión fue fácil: tons que se llame Chocolata.
Mi gatita gigante, quisiera poder decir que fuiste mi primer gatito en la vida y aunque es cierto, no es del todo verdad porque al principio te creías perro. Yo no sé qué pasa en el más allá de los gatitos y los perros [ni se diga el de los humanos], pero algo en mí siente que volviste a encontrar al Pumba y ahora se hacen compañía y nos echan un ojo junto con Tazito, la Nena y Nina.
Lo que sí es verdad, es que fuiste de los primeros seres que me enseñaron a amar como es, sin querer ni esperar más de lo que el otro puede dar o ser. Nunca entendí exactamente por qué babeabas cuando te ponías tan feliz pero espero que nunca se me olvide la carita que ponías cuando llegabas al éxtasis del amor Chocolatal.
Ay Choco, jamás iba a estar listo para cuando te fueras. Todavía no sé qué voy a hacer cuando llegue a la casa y no estés ahí para bañarme y peinarme. Y todavía no puedo dejar de llorar cuando pienso en tu, por ahora, inconcebible ausencia.
Guardo mucha culpa en mi corazón. No entiendo por qué siempre enero es tan asquerosamente violento con nosotros, conmigo. Me presiona el pecho pensar que no pude darte un último besito o escuchar [ver, en realidad] tu maullidito en mute.
La última vez que te vi, estabas muy flaquita. Ya se te notaban un poquito los años, pero debo decir que te conservaste muy bien por mucho tiempo. Ojalá hubiera podido hacer algo para prevenir que tu calidad de vida disminuyera, aunque también creo que esa es solo mi percepción desde lejos.
Sé que cuidaste e intentaste acompañar a mi mamá hasta donde pudiste, y quiero que sepas que te lo agradezco.
Te voy a extrañar mucho, Choquito. Por ahora estoy muy triste y quisiera regresar el tiempo para poder darte un besito y decirte que está bien si ya estás cansada y te quieres ir.
Pero también atesoro el recuerdo de la última vez que te vi, y espero que sepas que jamás te voy a olvidar, ni mucho menos te voy a dejar de querer.

Nos vemos luego, Chocotet.

lunes, 8 de enero de 2024

A veces.

A veces no tengo ganas de esperarte
No quiero sentarme mientras te vistes
Ni salir al frío mientras te pones el suéter

A veces quisiera empujarte conmigo
Que no vamos a caer en nada dañino
Por más piedras que haya en el camino

A veces no sé a quién estás esperando
Caminas conmigo pero me sueltas la mano
Y detengo mi andar por esperarte

A veces no sé bien cómo abrazarte
No he perfeccionado el arte de sostener
Sin asfixiar, tampoco sin caerme

A veces pienso que puedo con todo
Que el mar que se quiebra en mí, me guía
O que el viento es una extensión de ti

A veces no me consta si hay espacio
En este lugar que anhelo habitar
Porque me expulsa cuando entro

A veces quisiera tener la certeza
De que algún día va a dejar de ser necesario
Tocar la puerta, porque ya va a estar abierta

Masita.

Sabes que, por dentro, soy una masita
Una babosa, un caracol con sal
Fuera de mi casa, más allá de la corteza
Se esconde algo que no se deja ver
Pero hincho el pecho, frunzo el ceño
Decido elegir qué escucho y qué no
Ignoro mi nombre aunque suene con mi voz
Fabrico la realidad que escojo habitar
La pinto con todo lo que escurre de mí
Jamás habría imaginado que el gris
Se iba a ver manchado de carmesí

Human After All.

No quiero sentir el paso del tiempo Me rehuso a aceptar que la tormenta que era mi abuelo, es apenas una llovizna ligera No quiero enfrentar...