Se abrieron las puertas y entré a la caja.
Mientras avanzaba, hacía unos ruidos perturbadores.
Me estaba preparando para lo que venía.
Me estaba preparando para lo que venía.
Mi tumba, el infierno. Ese lugar extraño, aquel ente dañino y amable al mismo tiempo.
Carajo, ¿qué estoy haciendo aquí? Ya es muy tarde para ello, pero supongo que mi [intranquila] mente me obliga a pensarlo por default.
Pinche caja. Hace ruidos muy culeros y me espanta.
Pero probablemente lo que haya detrás de las otras puertas me espante más.
¿Ya casi llegamos? Siento que es una eternidad en este cajón de perdición y sonidos tétricos.
¡DIIING!
Se abrieron las puertas y la distancia que me separa de mi destino son aproximadamente cinco pasos.
Cinco pasos que pienso muy bien antes de dar. Cinco pasos cuyas ventajas y desventajas creí haber ponderado antes de entrar a la puta caja. Pero ya no estoy segura de todo.
Coño. No sé si esté bien, no sé si vaya a estar bien, pero ya di tres. Ya no hay vuelta atrás
Las otras puertas; ya siento las flamas. ¿Qué habrá aquí hoy para mí?
¡RIIING!
"Me caga tocar el timbre."
Antes de que terminara la oración en mi mente, las puertas se abrieron. No había nadie, solo entré. Ya conocía el lugar y el lugar me conocía a mí. Fue mío, pero ya no.
No me abriste las puertas, eso solo significaba otra cosa: más puertas para mí.
Obligada por la necesidad de encontrarte, abrí la siguiente puerta, la del infierno. Y ahí estabas.
Entre llamas, por supuesto. Tu propio fuego te estaba consumiendo.
Sonreí en la penumbra y después de batallar un momento, apagué el fuego.
De mi infierno. Del tuyo. De ambos.
De mi infierno. Del tuyo. De ambos.
Por un momento dejó de afectarnos, por un momento fuimos libres.
Sin embargo, ya conocemos esta vida y el trabajo de extinguirlo se ve rápidamente asesinado por la furia del fuego. Aunque este fuego ya no nos consumía, ni a ti ni a mí, al menos por el momento.
Nos atacamos, pero después reímos.
Porque nos encanta jugar con fuego. Con ese fuego, el nuestro.
Después de embelesarnos con historias fantásticas e inciertas, tocó salir por el patio de atrás.
De nuevo a la pinche caja, la que supuestamente me llevaba al cielo.
Curiosamente, el infierno estaba ahí arriba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario