Ya no quiero saber cómo estuvo tu día.
Las llamadas esporádicas para hablar
de cosas irrelevantes se han convertido en algo extraño.
Realmente no me interesa escuchar tu robótica voz
a través de la bocina del teléfono.
Tampoco quiero ver tu cibernético rostro
en la pantalla de mi computadora.
Quiero llegar al borde de tu cama y mirarte.
Trepar por la ventana y desearte buenas noches.
¿Cómo te explico que prefiero ver el amanecer reflejado en tus ojos?
O cómo tu risa me roba completamente la atención cuando aparece.
Que te volví música y compuse obras cuya función es hacerte sonreír.
No quiero tener que mandarte mensajes en el tiempo.
Ya no quiero estar suspendida en la barrera tiempo-espacio.
Quiero acercarme, rozar tu piel y quemarme.
Sentir que eres real
y soy real al mismo tiempo.
Pero basta de habladurías.
Hablemos claro y fuerte:
Quiero tenerte.
Tenerte quiero.
Te quiero tener.
Te quiero.
miércoles, 4 de febrero de 2015
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