"Ten consideración", le dije. No sé por qué, si nunca la había tenido; quizá esperé que esta vez fuera diferente, que después de ver todo lo que destruyó a su paso, ya no querría hacer lo mismo.
"Consideración", dije yo. Y en sus ojos me pareció ver una sonrisa. No le di la importancia que tal vez merecía; he ahí mi error. El querer pensar que no iba a volver a pasar, el asumir que todo iba a cambiar esa vez, y la caída...cuando resultó que seguíamos el mismo patrón hacia la destrucción.
Qué mal sabor me deja en la boca ese nombre que alguna vez engendró sonrisas.
De ella, la única respuesta que alguna vez obtuve fue "te quiero". "Te quiero", te quiero ¿qué? ¿Querer? ¿Desechar? ¿Arruinar? ¿Apoyar? No sé que querías hacer de mí, no sé qué quieres hacer de mí ahora.
Y después te fuiste, como siempre, como nunca, como ayer.
Después de huir, regresaste a desordenar todo, como si no hubiera sido suficiente la primera vez.
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