Tardé tal vez demasiado en darme cuenta y aceptar que eras vida. Eras vida, pero de esa que es mala, de esa que de pronto cambia y te deja sin aliento e inestable.
Dabas vida, claro, pero también la quitabas, tan fácil como llegabas. ¡Y mira que llegaste fácil! Cuando todo empieza, lleva un ritmo plano, calmado, sereno...fácil. Pero luego te complicas y complicas, ¡qué pereza eso de verte y no poder contemplar tu belleza! Sentir tanto dolor y llenarme de tristeza. Qué desasosiego, corazón, yo que tanto te quise y tú que me dejaste sin razón. Tú que me dejaste en ese camino desolado, encerrada en un patio con candado. ¡Pero basta! Todo acaba y esa vida que me dabas, esa vida se esfumó. Conocí nuevos caminos y mi sonrisa regresó.
No te preocupes, vida mía, en mi libro tu capítulo se escribió, solo no esperes que lo lea una y otra vez, no es tan tonto el corazón tonta la razón como para volver a caer.
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