Es hora de renunciar a mi cordura. De caer al precipicio sobre el que he estado caminando de puntillas estos últimos meses.
Va siendo tiempo de aceptar la derrota. Ya es el momento para decirle a mi orgullo que esta batalla, al menos por el momento, la perdimos.
Es hora de dejar caer la ataduras. Hora de aceptar que debemos sobrevivir a la caída y renunciar de una vez por todas a las esperanzas que habíamos fabricado para alargar lo inevitable. Es el día para aceptar la evolución.
Hay que saltar porque hacia atrás tampoco hay camino. Hay que dejar que nos empujen, hay que abrazarnos y ponerle fin a nuestra discusión.
Es hora de que las dos partes se fundan, es hora de unirse para sobrevivir.
Es hora de querernos para vivir.
martes, 17 de octubre de 2017
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