domingo, 9 de febrero de 2014

Independencia.


Quién sabe si piensa en mí, eso yo no lo sé. 
En mi mundo, todo se convirtió en incertidumbre de repente y los días llegan y se van solo porque sí. No sé quién es dueño de su corazón tampoco; hace algún tiempo me gustó creer que era yo, solo para descubrir al final que me había engañado a mí misma una vez más.

¿Pensará en mí? 

Yo sí pienso en ella, seguro. Y a veces me gustaría evitarlo. Me gustaría pasar una noche sin que su recuerdo me atormentara antes de dormir, sin escuchar su voz llamándome a la cama, sin darme cuenta de que no hay nadie allí, solo mi fría sábana.
Me gustaría también pasar los días sin luchar con mis deseos de llamarle, de decirle algo tan simple y trivial como un "hola", me gustaría no sucumbir ante mis deseos algunos días...
Y ¿cómo sería despertar una mañana sin revisar el teléfono con esperanzas de que mi pantalla acomodara de manera estratégica varios caracteres que me indicaran que me hablaste antes de irte a dormir? 
Ayer Alguien me contó una historia de independencia y libertad, en la cual Alguien nunca se había enamorado, nunca había sentido la necesidad de correr a los brazos de otro alguien en cuanto éste apareciera en su línea de visión. Mencionaba también que nunca se había sentido powerless, ni triste al no ser correspondido. "Una historia de independencia y libertad", me dijo. Y, mientras me la contaba, yo solo podía pensar en ti.

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